sábado, 16 de mayo de 2015

Por la izquierda o por la derecha

Durante mis clases particulares lo veo como mi tarea principal mantener una conversación para practicar hablar inglés. Por suerte tienen La Escuela de Idiomas en Ponferrada, The University of Cambridge y las escuelas secundarias aquí casi los mismos topics para el speaking, por lo cual ahora me puedo llamar un especialista en mantener una conversación animada en inglés sobre los temas: introducirse, tiempo libre, la familia, salud, redes sociales, el cambio climático, la moda, criminalidad y justicia, prejuicios. Pero tanto el profesor como los alumnos están a veces hartos de siempre los mismos asuntos; tengo la impresión que se utiliza el cambio climático tanto como un tema de clase que puede generar la negación del fenómeno, aunque sea solamente por contrariedad. Cuando uno de mis alumnos empieza a hablar sobre cualquier asunto nuevo, inmediatamente reacciono entusiasmado.

Y esto pasó la semana pasada, cuando uno de mis alumnos, un escolar todavía, dijo algo sobre las elecciones del ayuntamiento y las autonomías del mayo. Hablamos un rato sobre el ascenso rápido de los nuevos partidos, cuando comentó: ‘Lo que me sorprende es que en el norte de Europa los partidos populistas son de extrema derecha, mientras aquí los nuevos partidos son de izquierda. Una observación acertada, aunque si se puede hacer algunas acotaciones: en Grecia también existe un partido populista de la derecha (que está en la coalición del gobierno) y hasta un partido nazi, y el color político del Movimiento 5 estrellas italiano no es tan claro. Pero es llamativo que en España no hay un partido antieuropeo y antinmigración de importancia, como los que hay en Holanda, Francia, Bélgica e Inglaterra. En España el descontento viene de la izquierda, en el norte de la derecha.  

Aunque en España se identifica bastante con la región o la autonomía, por cierto existe un sentimiento nacionalista español. Se lo puede notar en expresiones inocentes como: ‘Aquí se come mejor’ o ‘Increíble que en otros países no tienen la comida más importante a mediodía,’ o ‘Pero nosotros somos más felices.’ Lo que casi nunca he notado es desdén hacia extranjeros. Después del atentado en Madrid de 2004 las reacciones más feroces no estaban dirigidas a los musulmanes en general, sino a los políticos responsables. Quizás la tolerancia hacia extranjeros tiene que ver con una aversión contra la retórica ultraderecha después de tantos años de dictadura de Franco. O quizás el pasado de emigración española de los años 50 y 60 desempaña un papel.

Más llamativo es tal vez la popularidad en el norte de Europa de los partidos populistas-ultraderecha, cuyos líderes muchas veces parecen a los chicos más fastidiosos de la escuela. Puede ser atractivo dar la culpa de la crisis a otros y en el norte los populistas eligen para esto los económicamente débiles: los inmigrantes y los países de Europa del sur. También en España dan la culpa a otros, pero aquí eligen como chivos expiatorios a Merkel, los bancos y la casta. En vez de dar patadas hacia abajo, como hacen en el  norte, hacen patadas hacia arriba, lo que a mí me parece menos antipático. Aunque todo esto de dar patadas no solucionará en ninguna manera la crisis económica, desde luego; esto será un proceso lento y difícil, pero con un mensaje semejante no se ganará ningunas elecciones.

Por supuesto no dije todo esto durante la clase. Pues, era sobre todo mi alumno que tenía que hablar. Entonces le pregunté su opinión sobre los nuevos partidos en España, sobre la Unión Europea y el euro y sobre su futuro en el mercado laboral, hasta pensé notar en su mirada algo como: ‘¡Qué asunto más aburrido! ¿No podemos hablar sobre el cambio climático y los redes sociales como siempre?’ Yo mismo sabía evitar expresar mis opiniones políticas; no quiero que mis alumnos piensen que sea un pedante del norte, un sabelotodo. Vale, no creo que lo sea. ¿Verdad?



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